El Ex-director nacional de Sernageomin, Alfonso Domeyko, explica a MINERÍA CHILENA cómo se ha potenciado el desarrollo de la minería artesanal en el país y el gran aporte que genera esta actividad a la productividad del metal rojo. “Desde el punto de vista social y económico, el aporte de los pequeños mineros y mineros artesanales ha sido y será clave”, señala.
Junto a eso, el representante de Sernageomin destaca los desafíos que mantiene esta actividad, donde destaca que “el primer desafío es seguir reduciendo las tasas de accidentabilidad y fatalidad, y mantener la seguridad de las instalaciones”.
¿Cuál es la situación de la pequeña minería y minería artesanal en Chile?
El análisis de la pequeña minería se debe realizar desde varios frentes, siendo sin duda el de mayor importancia la seguridad de los trabajadores y las operaciones, vereda desde donde si bien hay grandes brechas, se debe destacar que en los últimos 11 años han disminuido las tasas de fatalidad en más de 75%. Ello lo atribuimos a varios factores, como la actividad desplegada desde el Estado con la entrega de recursos para mejorar operaciones, así como la permanente función de promoción y fiscalización de la seguridad que lleva a cabo el Sernageomin. Otro factor importante, es la penetración de la cultura de la seguridad de las grandes mineras al producirse algún grado de rotación entre trabajadores de la gran o mediana hacia la pequeña minería.
Desde el punto de vista productivo, el año 2021 aumentaron los proyectos ingresados a evaluación a Sernageomin en un promedio de 42% a nivel nacional en relación al año anterior, con regiones como Atacama donde creció más de un 70%. Respecto a la producción de cobre fino de este segmento alcanzó las 52 mil 800 toneladas, un aumento de un 6% aproximado respecto al año 2020, equivalente en definitiva al 1% de la producción de la producción nacional de cobre.
En cuanto a trabajadores, nuestros cálculos, y de acuerdo a lo informado por los propios productores a Sernageomin, son del orden de 10 mil, lo cual es coincidente con las cifras que maneja la Enami en relación a las faenas empadronadas para la venta de minerales.
¿Cuáles son los desafíos que implica esta actividad?
Sin duda que el primer desafío es seguir reduciendo las tasas de accidentabilidad y fatalidad, y mantener la seguridad de las instalaciones. En esta línea se publicó el nuevo Título del Reglamento de Seguridad Mineras de la pequeña minería, el cual tuvo como foco el analizar y reconocer la realidad operacional del segmento, creando proyectos que se encasillan según su producción, de cero a quinientas, a dos mil y a cinco mil, cada uno de ellos con distintos requisitos de ingeniería y seguridad, siempre manteniendo las mejores prácticas y recomendaciones de seguridad.
En cuanto a los desafíos, creemos que el volumen de producción de la pequeña minería, que si bien es marginal en comparación a la industria de la gran y mediana minería, sigue siendo económicamente atractiva, al precio actual del cobre, son exportaciones de más de 500 millones de dólares al año. En ese sentido, es necesario abrir o acercar la pequeña minería a la inversión, no solo en la explotación, sino que también se debería poner un foco en la exploración, actividad que vemos como una a la cual tienen mayores restricciones. ENAMI cuenta con fondos concursables interesantes para exploración, pero habría que pensar en mayor acceso a la inversión tanto nacional como extranjera. No hay que olvidar que históricamente en Chile los pequeños productores en múltiples ocasiones han sido los primeros exploradores o descubridores de nuevos yacimientos mayores.
También existe un desafío tecnológico importante, la mecanización ha aumentado en el sector, lo cual ayuda a mejorar condiciones de seguridad como para aumentar la producción, por lo que vemos un espacio grande para desarrollar.

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